La medicina nuclear incluye una variedad muy grande de disciplinas, en las que participan médicos nucleares, tecnólogos, químicos especializados en radio, químicos, físicos médicos y también biólogos.
Dentro del arsenal de la medicina nuclear está la tomografía por emisión de positrones (PET), la tomografía computarizada por emisión de fotones individuales (SPECT), la gammagrafía convencional, las gamma cámaras portátiles para cirugía radioguiada y estudios de imagen en el quirófano, las gamma sondas.
Con el PET se realizan estudios de cuerpo entero, que reportan una determinada resolución en milímetros de las lesiones. Para las primeras etapas del cáncer de mama no se utiliza el PET, porque el tórax está en constante movimiento por la respiración, la lesión queda muy lejos de los detectores de los anillos del PET y la resolución debería controlarse mucho. Esto mejora con la tomografía por emisión de positrones dedicada a mama (PEM), porque los detectores están en contacto con la glándula mamaria, y al fijarla con suavidad, permite alcanzar las resoluciones necesarias para visualizar lesiones de 1,5 milímetros de tamaño, lo cual hace que se pueda diagnosticar de manera temprana el cáncer, estadificar y hacer la evaluación posterior al seguimiento.
En el Instituto Nacional de Cáncer de México se realizan en promedio 3000 estudios de PET-CT por año; de estos, al 27% de los pacientes hay que realizarles un cambio en la quimioterapia de manera temprana. Son cerca de 900 pacientes por año, en los cuales se ahorran en promedio 15.000 dólares. |
Para el diagnóstico, en las imágenes del PET se utilizan trazadores o radionúclidos emisores de radiaciones ionizantes, como:
- La 18F-FDG (fluorodeoxiglucosa), glucosa marcada, que indica el metabolismo celular.
- La fluorotimidina, que muestra la síntesis de DNA, es decir, cómo se encuentra el proceso de proliferación celular, y es muy útil para hacer una evaluación temprana de la respuesta a la quimioterapia.
- La 18F-FMISO, que indica hipoxia tisular, lo que es muy importante, ya que los tumores cuando se encuentran hipóxicos no responden a la radioterapia.
Para la síntesis de estos trazadores se requiere un ciclotrón. Como no hay muchos se ha limitado el crecimiento de las imágenes moleculares en varios países latinoamericanos. En México, por ejemplo, hay tres, en Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Hay regiones del país que no pueden comprar un equipo de PET porque no tiene el ciclotrón, ni el personal idóneo ni los trazadores para trabajar, y llevarlo de una ciudad a otra cuando no se tiene una logística adecuada es complicado. Entonces, si quieren instalar un PET, deben comprar un ciclotrón también, lo que aumenta la inversión.
La industria ha desarrollado ciclotrones con energías más bajas y algunos table top, autoblindados, en los que solo se puede producir FGD, que cuestan la tercera parte de lo que costaría uno grande.
Futuro de las imágenes de medicina nuclear
La imagen molecular seguirá creciendo, como lo ha venido haciendo. En los últimos años se logró la integración de tecnologías (mecánicas con morfológicas) en los equipos, por ejemplo, la tomografía, la resonancia y el ultrasonido con el PET, y una mejor resolución.
Con el desarrollo de estas tecnologías híbridas las dos especialidades, medicina nuclear y radiología, deben trabajar en equipo, y el futuro sería formar también especialistas híbridos, que puedan después subespecializarse. En México trabajan en colaboración las dos especialidades. En Estados Unidos, por ejemplo, la practican los especialistas en radiología que se han subespecializado. En Europa y en otros países latinoamericanos están completamente separados, el PET lo maneja el médico nuclear, y el CT se utiliza como una referencia morfológica. Se deben hacer desarrollar estudios para determinar el impacto del uso de estas tecnologías en la supervivencia de los pacientes.
Aunque la utilización de trazadores es cada vez mayor, será posible encontrar moléculas más específicas marcadas, que permitan estudiar determinadas funciones de los órganos del cuerpo, y de esa forma diagnosticar una variedad más grande de enfermedades o incluso conocer mejor cómo está funcionado cierta patología dentro del cuerpo.
El profesor Enrique EstradaLobato, MD, es jefe de Medicina Nuclear del Instituto Nacional de Cancerología de México, y presidente de la Federación Mundial de Medicina Nuclear, la cual tiene como objetivo la difusión de esta especialidad a través de programas educativos, de difusión y entrenamiento, ya sea en el sitio o a través de la red, sobre todo en los países en vías de desarrollo (África, algunos de Asia y América Latina), mediante la colaboración de los más desarrollados (Estados Unidos, Europa y algunos asiáticos, como Japón), del Organismo Internacional de Energía Atómica y de la Organización Mundial de la Salud.
Hay muchos países asiáticos, del Caribe y algunos de América Central que no tienen un equipo de medicina nuclear convencional, y menos un médico nuclear, en los que la federación trabaja con las autoridades locales para que se puedan establecer laboratorios de la especialidad e iniciar con la práctica, explica.
Para concluir, la medicina nuclear es una especialidad que se encuentra muy viva y creciendo a pasos agigantados, que dará mucho de qué hablar en los siguientes años con nuevos trazadores, nuevos equipos e innovaciones, que le permitirán al paciente tener una mejor calidad de vida.
Nota de la Editora: Agradecemos a Jacqueline Jordan y Laureano Ortiz, de Naviscan, Inc. , por facilitarnos el contacto con el profesor Enrique Estrada, MD.