Medicina alternativa y clínica complementaria, ¿abordaje innovador de viejos problemas?
Medicina alternativa y clínica complementaria, ¿abordaje innovador de viejos problemas?
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La ortodoxia médica occidental disputa un conflicto histórico con la medicina alternativa y la clínica complementaria, ya sea por la falta de fundamento científico que se atribuye a las mismas o por la masificación de prácticas “naturistas” y “bioenergéticas” por parte de personal no calificado en el campo de la salud en general y la medicina en particular. Presentamos a nuestra audiencia un texto que detalla el fundamento científico y filosófico de algunas disciplinas médicas complementarias y se esfuerza por reivindicar la dignidad terapéutica y académica de éstas.
La medicina alternativa ocupa cada día un puesto de mayor relevancia en Occidente, bien como estrategia terapéutica coadyuvante en el tratamiento de patologías crónicas o como abordaje de primera línea en el manejo de algunas enfermedades agudas, ¿tiene esta tendencia algún fundamento?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los términos “medicina complementaria”, “medicina alternativa” y “medicina tradicional” se usan indistintamente para referirse a “un conjunto amplio de prácticas y procedimientos que no están integrados formalmente al sistema sanitario propio de una región”.
Quizá el término “occidente” no sea del todo acertado en este contexto. De hecho, un porcentaje importante las prácticas médicas complementarias nació en Europa, donde algunas de ellas se aplican a la par o incluso priman sobre los tratamientos farmacológicos convencionales. En un intento por citar las modalidades alternativas con mayor reconocimiento dentro del gremio médico, esbozaremos los principios que rigen la Terapia Neural (TN), la Oxigenoterapia, la Homeopatía, el Tratamiento Metabólico, la Acupuntura y la Farmacología Vegetal.
Terapia neural
La TN es un método de diagnóstico y abordaje clínico desarrollado en Alemania en la primera mitad del siglo XX por los hermanos Ferdinand y Walter Huneke, médicos anestesiólogos que en su época gozaron de gran reconocimiento. El principio de acción de la TN encuentra su base en la aplicación de pequeñas dosis de procaína, medicamento que en cantidades ponderales tiene efecto anestésico. El propósito de esta técnica es intervenir en los segmentos anatómicos relacionados con el motivo de consulta de nuestro paciente, configurando la denominada Terapia Segmental, y trabajar sobre los focos que pueden bloquear la transmisión de información a distancia a través de la matriz extracelular, acción bautizada como Terapia de Campo Interferente.
En términos generales, la TN logra conseguir diferentes efectos psicológicos y somáticos gracias a la acción directa de la procaína sobre el sistema nervioso autónomo a través de las fibras nerviosas simpáticas y parasimpáticas. Si bien el objetivo fundamental que se persigue actualmente al acudir a esta técnica es el control del dolor, la práctica consciente y juiciosa de la TN, tal como lo describieron los hermanos Huneke, tiene alcances y efectos que trascienden la analgesia.
La procaína ocupa un lugar en la farmacopea ortodoxa como anestésico local, dado que altera la permeabilidad de los canales de sodio ubicados en la membrana celular y con ello compromete la fase de despolarización del potencial de acción. Cuando se aplica este medicamento en dosis neuralterapéuticas, aporta un estímulo eléctrico de -290 milivoltios, lo cual favorece la repolarización de las células objeto de la intervención, contrarrestando así el efecto de un Campo Interferente (CI). De manera resumida, el concepto de CI se entiende como un foco de despolarización rítmica sostenida que genera agotamiento y lesión metabólica de una célula u órgano dado. Responden como campo interferente las cicatrices, las partes protésicas, los odontones (cerca del 80% de los CI están en la cavidad oral), los focos infecciosos a repetición y algunos sitios de trauma, entre otros.
Oxigenoterapia
Acuñamos también el concepto de Oxigenoterapia, grupo de procedimientos que engloba la aplicación de oxígeno hiperbárico, oxígeno medicinal puro y ozono. La historia de la medicina hiperbárica (OHB) se remonta al siglo XVII con Nathaniel Heinshaw, investigador inglés que observó el efecto de las variaciones en la presión atmosférica sobre el curso de algunas enfermedades agudas y crónicas.
Si bien el núcleo de desarrollo de la OHB está en Rusia, países como España y Argentina han contado también con grandes conocedores de la materia. El ejercicio de la medicina hiperbárica está regulado por la Undersea and Hyperbaric Medical Society (UHMS), organismo internacional con sede en Durham, NC, Estados Unidos.
La OHB encuentra un amplio campo de acción en la medicina submarina y en el tratamiento de afecciones osteomusculares, articulares, autoinmunes, oncológicas, degenerativas e infecciones crónicas, dada su elevada capacidad de aumentar las presiones de oxígeno tisular hasta niveles inalcanzables por los métodos convencionales de administración de oxígeno.
Citamos también la aplicación endovenosa de oxígeno medicinal puro mediante la técnica de Oxivenación, llamada así por su creador, el neurocirujano alemán Helmut Regelsberger, quien inicialmente trató con éxito algunos tumores cerebrales y secuelas de los mismos valiéndose de esta importante herramienta. En Alemania se diseñan y fabrican diversos modelos de máquinas de oxígeno peristáltico, dispositivos encargados de infundir al torrente sanguíneo volúmenes controlados de oxígeno mediante la generación de microburbujas.
Entre otros efectos, la Oxivenación aumenta el tono GABAérgico en el sistema nervioso central, varía el pH sanguíneo hacia la alcalinidad, aumenta la temperatura distal en las extremidades cerca de 0,9 grados centígrados, optimiza la deformabilidad de la membrana eritrocitaria y modula la actividad de los eosinófilos, siendo así de capital importancia en el tratamiento de algunos trastornos alérgicos, migraña crónica, arteriopatías, insomnio y osteoporosis.
Como último miembro de la familia de la oxigenoterapia destacamos la Ozonoterapia¸ estudiada inicialmente por Van Marum, académico holandés que vivió en la segunda mitad del siglo XVIII. El ozono es una forma alostérica del oxígeno que se consigue mediante la aplicación de corrientes eléctricas o rayos ultravioleta a algunas moléculas diatómicas del gas, bien sea en la atmósfera o en máquinas especialmente diseñadas para tal fin.
El uso medicinal del ozono es casi cotidiano en países como Cuba e Italia. El segundo es cuna del profesor Velio Bocci, científico reputado hoy por hoy como el experto mundial con mayor autoridad y prestigio en temas de ozono, quien resalta con particular énfasis los efectos inmunomoduladores de este gas. El ozono logra regular la producción de citocinas proinflamatorias actuando sobre el Factor de Transcripción Nuclear Kappa-Beta (NFKB), siendo así piedra angular en el tratamiento coadyuvante de enfermedades autoinmunes, alérgicas y neoplásicas.
Homeopatía
La Homeopatía fue ideada por el médico sajón Samuel Hahnemann durante la segunda mitad del siglo XVIII. Al cabo de catorce años de practicar la medicina convencional con gran crédito y prestigio, Hahnemann decidió cerrar la puerta de su consultorio, en cuya puerta escribió: “no deseo seguiros estafando, por esa razón he decidido irme, insatisfecho como estoy con los resultados de mi práctica habitual”. Tal frase suele modificarse entre una fuente y otra. ¿Atrevida? Sin duda, pero punto de partida para el descubrimiento de una disciplina terapéutica sin precedentes.
El sistema médico homeopático propende por la curación del enfermo “utilizando el remedio cuyos síntomas abarquen la totalidad sintomática del paciente, en dosis infinitesimales y de la manera más natural posible”, propósito conocido como “Ley de los Semejantes”. En ese orden de ideas podemos parafrasear a Paracelso: “todo puede ser veneno, todo puede ser medicina, la clave está en la dosis”.
Es prudente esbozar el concepto de “Ley de los Semejantes”. Habitualmente, la industria médica desarrolla fármacos cuyo propósito es suprimir un determinado síntoma o grupo de síntomas mediante acciones antagónicas a las dolencias que aquejan al enfermo. Por ejemplo, si un paciente acusa dolor e inflamación y decide acudir a una consulta médica ortodoxa, con alta probabilidad recibirá una fórmula con analgésicos y antiinflamatorios.
La Homeopatía fundamenta su búsqueda de la curación en una filosofía tangencialmente opuesta: “similia similibus curentur”, lo semejante se cura con lo semejante, reza su doctrina. Para que un medicamento homeopático sea aceptado internacionalmente como tal e incorporado en la farmacopea, debe atravesar un proceso llamado experimentación pura (EP), en el cual voluntarios sanos (sin problemas de salud previamente detectados o síntomas referidos durante el reclutamiento), reciben dosis altamente diluidas (infinitesimales) en soluciones hidroalcohólicas de una sustancia determinada que puede provenir del reino animal, mineral o vegetal.
Se prefiere que la EP sea realizada por médicos, ya que su propósito es determinar con la mayor exactitud clínica posible qué síntomas se desarrollan como consecuencia de haber ingerido dicha sustancia. De este modo se escribe la patogenesia o acción primaria del medicamento.
Aun corriendo el riesgo de caer en la reiteración, vale la pena enfatizar en este principio considerando su difícil asimilación por parte de una mente formada en la ortodoxia de la medicina: una sustancia X es diluida cientos de veces y administrada a un ser humano sano, quien lleva un registro escrito detallado de todo aquello que siente mientras la consume. Este registro escrito se compara y complementa con los registros llevados por cada una de las personas que recibieron la misma sustancia (destacamos que el estudio se realiza en una modalidad doble ciego). Así, se determina qué síntomas fueron citados y compartidos por una muestra grande de experimentadores (habitualmente miles).
Una vez termina la experimentación, todos los síntomas inducidos por el proceso deben desaparecer completamente, lo cual confirma su asociación directa con la sustancia X. Serán esos mismos síntomas los que cure tal sustancia (en adelante llamada remedio homeopático), cuando se prescriba a un enfermo que consulte por dolencias sensiblemente semejantes a las que sintieron los experimentadores sanos inicialmente.
Si el remedio homeopático produjo una enfermedad artificial en personas sanas, podrá aliviar o curar esa misma enfermedad en quien realmente la padezca mediante de su acción sobre la energía vital, induciendo una respuesta sistémica que contrarreste y anule tales molestias (acción secundaria). La lectura de textos de bioenergética ondulatoria hará más factible la comprensión de este postulado.
Tratamiento metabólico
El Tratamiento Metabólico fue propuesto por el médico internista y cardiólogo mexicano Demetrio Sodi Pallares, a quien su invención le costó la pérdida del prestigio ante un gran número de colegas y la admiración de otros.
Basado en la fisiología y la bioquímica, el Dr. Sodi planteó la posibilidad de utilizar campos magnéticos pulsantes, soluciones endovenosas a base de dextrosa, insulina y potasio (soluciones polarizantes) y dietas con bajo contenido de sodio (dietas de regulación metabólica)para tratar diversas enfermedades cardiovasculares, endocrinas, metabólicas, autoinmunes, degenerativas y oncológicas con resultados sorprendentes. Basta con consultar los estudios y ensayos clínicos recopilados por el autor en su libro “Magnetoterapia y tratamiento metabólico”, para dimensionar la calidad y evidencia de los resultados obtenidos con esta intervención.
Acupuntura
No se queda atrás la Medicina Tradicional China con su mayor representante, la Acupuntura, práctica médica con más de tres mil años de antigüedad que en su país de origen no funge como terapéutica alternativa sino como opción de primera línea para manejar un número bastante extenso de enfermedades.
La técnica acupuntural fue descrita inicialmente en el tratado Huan Di Bashiyi Nanjing (El Libro del Emperador Amarillo). Consiste en la inserción de agujas finas en ciertos puntos, que juntos constituyen los canales y colaterales, meridianos energéticos a través de los cuales se distribuye la energía vital (Qi) entre los diferentes órganos de la economía.
En 1979, la OMS reconoció a la acupuntura como una alternativa eficaz para el tratamiento de diversas patologías, y en 2010 la UNESCO la declaró patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad. De acuerdo con las últimas guías emitidas por el ente regulador, la acupuntura puede emplearse como primera línea de tratamiento en 43 enfermedades, destacando entre ellas el asma, estreñimiento, migraña, conjuntivitis, insomnio, artritis reumatoidea, estrés y psoriasis.
Farmacología vegetal
Una modalidad más de la medicina alternativa que merece mención es la Farmacología Vegetal, otra disciplina milenaria que encuentra sus raíces documentadas en los antiguos pobladores de Egipto e India. No resulta desconocido para el lector que el reino vegetal provee al hombre de invaluables insumos cuya utilidad abarca desde el aseo personal hasta las aplicaciones medicinales.
En Europa existe la Comisión E (europea), órgano regulador que autoriza o veta la comercialización de productos con actividad farmacológica en el ser humano, sean éstos de síntesis química o extractos vegetales (EV). España es un país rico en investigación y prescripción de farmacología vegetal, recibiendo allí el nombre de Naturopatía Médica, carrera universitaria formal que alcanza el nivel de doctorado.
En Colombia tal práctica no se queda atrás. Inicialmente adoptada por milenarias culturas indígenas, actualmente más médicos y profesionales de la salud acuden a esta herramienta como primera línea de tratamiento para algunas enfermedades de primer y segundo nivel de complejidad. El Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA) es el rector nacional sobre el cual recae la potestad de aprobar el ingreso o retiro de un EV. Incluso ha emitido el llamado “Vademécum Colombiano de Plantas Medicinales”, texto que compila las interacciones, indicaciones y contraindicaciones de más de cuarenta EV.
Los EV actúan mediante complejos moleculares sinergísticos de metabolitos secundarios que se unen a receptores de membrana sin alcanzar el medio intracelular, presentando una interacción corta y reversible con su diana, razón que explica su baja toxicidad y potencia que oscila entre baja y media. Para poder ser aprobado, un EV es experimentado inicialmente en especies animales (habitualmente murinos), que reciben una inyección intraperitoneal del extracto en dosis progresivas, determinando en el proceso variables de alto impacto estadístico como la dosis efectiva 50, dosis letal 50, margen terapéutico e índice de seguridad, todas ellas haciendo también parte del proceso de estudio de un medicamento de síntesis química.
Conclusiones
¿A qué obedece este somero recuento? En Latinoamérica en general, y Colombia en particular, la medicina alternativa ocupa una posición desprestigiada e indigna. Si bien exaltamos la labor realizada por países como México, Cuba y Argentina, donde algunas de las precitadas disciplinas se han ganado a pulso el respeto y la consideración de los trabajadores de la salud y de sus pacientes, aún hay países en donde estas prácticas se tildan con calificativos como “brujería”, “magia” o “acto de fe”; tal vez por la labor poco consciente ejercida por personas que se hacen llamar “naturistas”, quienes rara vez ostentan una credencial que los califique como médicos.
La educación médica convencional suele excluir por completo estas valiosas opciones de su currículum, además de sembrar entre los estudiantes, gracias a los comentarios de algunos especialistas, un serio recato contra la medicina alternativa, que podríamos decir raya en el rechazo y la desacreditación. No se trata de considerar este arte una panacea, claramente no lo es, pero si podríamos ampliar nuestras perspectivas y flexibilizar nuestras ideas en aras de dar una posición digna a esta ciencia.
La clínica complementaria es una especialidad médica formal, tal como lo son la medicina interna y la pediatría, requiriendo previamente la asimilación de una formación médica ortodoxa. Al igual que otras especialidades, la medicina alternativa tiene estandarizados varios protocolos y guías de manejo junto con una gruesa lista de indicaciones, contraindicaciones e interacciones, de modo que quienes acuden a su ejercicio tengan una base científica y filosófica sobre la cual basar su práctica profesional. A los médicos nos corresponde reivindicar y posicionar con la más alta dignidad, respeto y consideración las posibilidades que ofrece esta disciplina, algunas veces sobrepasando incluso los límites alcanzados por los tratamientos convencionales. Quizá sea éste un buen momento para comenzar.Visite nuestro blog Academia en medicina alternativa.
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