Dispositivos médicos en México, una industria saludable

Para la industria mexicana, el desempeño de la manufactura prevé varios escenarios relacionados con factores exógenos, sobre todo, con la inminente revisión del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) y con la forma en que Estados Unidos replantee sus propias políticas industriales y económicas en el año que viene con la llegada de Donald Trump a la presidencia del país norteamericano. El sector de Dispositivos Médicos (DM) no es la excepción. Datos de la Asociación Mexicana de Industrias Innovadoras de Dispositivos Médicos (AMID), indican que la producción global de este sector fue de 639 miles de millones de dólares y se estima que entre 2014 y 2020 la tasa media de crecimiento sea de 4,9%.

Con ello, la oportunidad manifiesta es un mercado potencial que se expande, por un lado, como consecuencia del crecimiento mismo de la población y, por el otro, por el desarrollo permanente de nuevas tecnologías médicas con ciclos de vida y de desarrollo de productos cada vez más cortos.

En entrevista para El Hospital, Edgar Romero, presidente de la AMID, sostuvo que la industria de DM en México seguirá su desarrollo pues, aunque es relativamente joven, se ha consolidado muy rápido. En la actualidad, la producción de DM asciende a 15 mil millones de dólares, de los cuales, 8,2 mil millones de dólares son para exportación. En el país se produce equipo médico, prótesis, órtesis y ayudas funcionales, agentes de diagnóstico, insumos de uso odontológico, materiales quirúrgicos y de curación, así como productos higiénicos. En lo que respecta a las entidades productoras, se destacan: Baja California, Chihuahua, Tamaulipas, Sonora, Nuevo León, Ciudad de México, Jalisco, Yucatán, Estado de México y Coahuila; “siendo las del norte las de mayor actividad, sobre todo por su cercanía a Estados Unidos”, explica Romero.

Al referirse a las necesidades del mercado doméstico, el directivo consideró que, aunque en los últimos dos años el gobierno federal ha reducido la inversión en salud, es la iniciativa privada la que está fomentando el desarrollo. “La Secretaría de Economía prevé un crecimiento de 8 % para el próximo año en el mercado mexicano y la manufactura también tendrá un crecimiento importante”, afirma Romero, quien también es gerente regional de Edwards Lifesciences para México, Centroamérica y el Caribe.

De hecho, continua, “llevar tecnología de punta para el cuidado de la salud al grueso de la población mexicana es por ahora prioridad de la AMID”, hecho que implica un enfoque en el mercado interno en el cual todavía quedan ventanas de oportunidad importantes en México, según lo considera el directivo.

Pero si bien la proveeduría nacional es importante para que la industria de DM se mantenga activa y en crecimiento, también lo es el mercado externo. Por eso es que las decisiones que se puedan tomar en una revisión del Tratado de Libre Comercio con América del Norte serán observadas con atención desde la AMID.

Según datos de la Secretaría de Economía, México destinó en el 2015 más de 92,9 % de sus exportaciones a Estados Unidos, esto es cerca de 8 mil millones de dólares, mientras que importó 4,2 mil millones de dólares (que representa 62 % del total de las importaciones). Para Edgar Romero, esto genera una balanza comercial positiva para México generada a partir de los lazos industriales entre ambos países, por lo que cualquier revisión en el TLCAN tendría que ser muy meticulosa.

En el caso mexicano, la industria de DM genera en promedió 132.880 empleados, 7,7 % más que lo reportado en el 2015 para ese periodo. El presidente de la AMID, quien tiene más de 20 años de carrera en el sector, indica que esto se debe a que la industria se ha fortalecido, aunque no todavía con una manufactura de alto valor agregado, pero sí con infraestructura y mano de obra calificada. "En América Latina, solamente Costa Rica es competitiva con México". Añade que, de hecho, el país ocupa la posición número 9 en exportaciones en todo el mundo, pero podría ascender al lugar 7 en los próximos 4 o 5 años.

Otros datos que explican la importancia de la fabricación de productos médicos son los que ubican a México como segundo exportador de agujas tubulares de metal y agujas de sutura; cuarto exportador de mobiliario para medicina, cirugía, odontología o veterinaria; quinto exportador de instrumentos y aparatos de medicina, cirugía, odontología o veterinaria, y séptimo exportador de aparatos de terapia respiratoria.

Asimismo, información proporcionada por la AMID, indican que un estudio de la consultora KPMG, describe que, entre las ventajas competitivas de la producción de DM en México, destaca ahorros de 18,9 % en costos de manufactura comparado con Estados Unidos, lo que permite que México sea más competitivo frente a países como Alemania, Canadá y Brasil.  También indica ahorros en costos de 7,8 % en lo que se refiere a la manufactura de componentes de precisión, nuevamente, comparado con Estados Unidos.  Asimismo, advierte de un ahorro de 39,9 % en costos de desarrollo y pruebas de sistemas electrónicos frente al vecino del norte.

Romero señala que las 32 empresas representadas por la AMID, entre las que se encuentran varias estadounidenses, analizan actualmente estas ventajas competitivas para fortalecer aún más la producción de DM en territorio nacional y que con esto se mantengan las operaciones y se garantice también un abasto de tecnología de punta para el sector salud.

También habló de la necesidad de comenzar a desarrollar una cadena de proveeduría sólida y que, con el tiempo, sea de mayor valor agregado, pues esto fortalecería aún más a esta industria, hoy respaldada por grandes corporativos globales. Gracias a ello, el mercado de exportación mexicano podría alcanzar otras regiones, como Europa. Después de Estados Unidos, los principales destinos de las exportaciones mexicanas fueron Irlanda (2,1 %) y Francia (0,9 %).

En términos de la agregación de valor, también hay oportunidades. En la actualidad son 138 mil millones de dólares los que se invierten en investigación y desarrollo en el mundo, y el proceso de investigación y desarrollo es de un año, comparado con 20 años en el desarrollo de medicamentos.

Romero sabe de estos temas. Es ingeniero en Electrónica por el Instituto Tecnológico de Morelia y con una Maestría en Administración y Dirección de Empresas por el ITESM EGADE Business School, y cuenta con un Certificado en Emprendimiento por el Babson College, de Massachusetts, Estados Unidos. Por eso entiende que si bien las grandes firmas realizan las tareas de investigación por  fuera de las fronteras mexicanas, es importante comenzar a desarrollar estas capacidades de manera local. El desarrollo de nuevas tecnologías en este campo se centra en ingeniería biomédica y software, y el ciclo de vida comercial de un dispositivo médico tiene un periodo de recuperación de inversión de 18 meses (contra 7 años de la industria farmacéutica).

Estos datos dejan claro el valor que esto podría tener para la economía. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el 2015 el producto interno bruto (PIB) del sector fue de MXP 40.335 millones (pesos constantes de 2008), lo que representó un incremento de 12,6 % con respecto al 2014. Durante el periodo 2010-2015, esta industria participó en promedio con 0,27 % del PIB total y 1,6 % del PIB manufacturero. Con cifras preliminares al cierre del 2015, dichos porcentajes alcanzan 0,3 % y 1,7 %, respectivamente.

Romero concluye que es importante que las empresas reconozcan la importancia del sector, tanto en términos sociales como económicos, y se mostró optimista al decir que, por ser tal vez un sector no tan “llamativo”, como podrían ser el automotriz y el aeroespacial; es probable que no sea tan escudriñado durante la revisión del TLCAN para fines políticos. Por lo pronto, en la AMID, estarán a la expectativa para asegurar que, pase lo que pase en los próximos meses, se mantenga el desarrollo de la industria de DM, tanto en el acceso a mejor tecnología al servicio de la salud, como en el desarrollo y fortalecimiento de la cadena de valor en términos de la manufactura.